20 Ago Cómo resguardarse de los vaivenes del mercado

Las pequeñas y medianas empresas son entidades que están en constante cambio, y muchas veces quedan vulnerables a los movimientos del mercado, pues tienen su energía puesta en crecer y no siempre están estructuralmente preparadas para la adversidad. Sin embargo, con sólo pequeños cambios en su estructura y en la forma de hacer las cosas, podrían fortalecer sus cimientos para sortear con éxito los vaivenes económicos del país.

Adolfo Aránguiz V., Ingeniero Civil Industrial de profesión y Gerente General de Crecer, entrega en este artículo algunas sugerencias que las Pymes puede llevar a cabo fácilmente y que serán de gran ayuda a la hora de enfrentar los altibajos de la economía nacional:

1.- Mantener una baja estructura de gasto fijo: Para una Pyme es importante mantenerse ‘ligera’, es decir, una estructura de costos fijos bajos. ¿Cómo se logra esto? A continuación algunos tips:

• Variabilizar los costos: esto aplica en muchos tipos de costos, pero se puede observar claramente en el caso de las remuneraciones: procurar que las personas puedan ganar en relación a las ganancias que ayudan a generar, indexando a su remuneración un componente variable que aborde aquello que la persona impacta y lo sitúe en lo que la empresa necesita (si es producción, que dependa de la cantidad que la persona produce en un turno, etc.)
• Costos fijos bajos: principalmente arriendo o dividendo, no sobredimensionar el lugar pues el espacio es caro, rápidamente se llena, y no implica necesariamente más eficiencia ni aumento en la facturación.
• No contar con más personal del necesario: Monitorear que la cantidad de gente contratada sea equivalente a la cantidad de trabajo requerido, “más vale que falte uno a que sobre uno”, asegura Adolfo.

2.- Políticas financieras: Lo más importante para una Pyme es cuidar su caja, pues no importa cuán bien le vaya al negocio o qué tan próspero se vislumbre, sin un flujo de caja sano la empresa estará en problemas e incluso en riesgo de quiebra. Dicho eso, tenemos por otro lado la problemática que las Pymes tienen necesidades de corto, mediano y largo plazo, ¿cómo financiarlas? Una regla de oro es cubrir las necesidades de corto plazo con recursos de corto plazo y necesidades de largo plazo con recursos de largo plazo. “Si haces una inversión de largo plazo, por ejemplo comprar una máquina que va a durar 10 años, utilizando la plata disponible en caja, al final lo que pasa es que quedas apretado en tus flujos. No importa que la máquina sea espectacular, si el flujo de caja se ve sobre exigido tendrás un problema”, asegura Aránguiz. Un recurso de largo plazo sería, por ejemplo, un crédito a 5 años.

Por otra parte, para financiar inversiones de corto plazo o el gasto del día a día sería un error tomar deuda de largo plazo, pues la generación de flujo de corto plazo debiera ser capaz de solventarlo. Y es ahí donde entra el factoring, pues es un financiamiento que proviene de las cuentas por cobrar propias de la Pyme. Las facturas, cheques, pagarés, son documentos que tienen valor en el corto plazo (a 30, 60 o 90 días) y que además son de propiedad de la empresa. De esta forma, no hay necesidad de endeudarse y recurrir a terceros.

3.- Contabilidad al día: Un problema muy común en las pequeñas y medianas empresas es el no tener un orden que les permita saber cuánto rentan mes a mes y año a año, y eso las mantiene en una situación de riesgo, pues las lleva a tomar decisiones erróneas o medidas tardías para corregir el rumbo ante un mal rendimiento. Para Adolfo Aránguiz, “es fundamental que las Pymes logren tener un sistema de control de gestión que les permita cerrar balances mensual, bimensual o máximo trimestralmente, y así ir corrigiendo el rumbo cuando la cosa va mal y poder invertir y crecer cuando les está yendo bien”, y agrega que el sólo contar con la instancia de revisión de esta información.

4.- Políticas de retiro: En las pymes usualmente se da que cuando se empiezan a generar ganancias, el o los dueños no tienen una política de retiro establecida y las van retirando sin ningún orden. La mejor forma para lograr que la empresa empiece a capitalice, y así poder enfrentar mejor los vaivenes del mercado, es acordar una política de retiro, ojalá conservadora. Una forma de hacerlo es acordar un sueldo fijo a los dueños o socios que trabajen en el negocio, y sólo tocar las ganancias una vez al año. Pero tampoco es bueno repartir todo, sino un porcentaje, ojalá sólo el 50% para que el otro 50% quede en la empresa. De esa forma la empresa podrá tener un colchón para sobrellevar períodos económicos bajos y podrá invertir para crecer cuando se le presenten buenas oportunidades.

5.- Políticas de crecimiento: Tomando en cuenta que el crecimiento conlleva riesgo, hay momentos para crecer y hay momentos para cuidar el negocio. Esa es la premisa que debiera guiar las decisiones de los pequeños y medianos empresarios. “Es verdad que las empresas viven de la venta, pero las ventas son un arma de doble filo” enfatiza Adolfo. Para enfrentar el crecimiento la empresa necesita más capital de trabajo, y a veces no están los recursos para un crecimiento demasiado grande y rápido. Frente a eso, a veces las empresas se endeudan, pero eso en vez de ayudarlos los puede poner en aprietos. Es importante tener claro hasta dónde la empresa puede crecer y a qué velocidad, no es bueno tomar cualquier oportunidad de venta, hay que primero analizarla.

También es importante diversificar los clientes, no concentrarse sólo en uno o dos. “A veces es mejor crecer un poco más lento, pero con seguridad y con más diversificación, porque si un cliente importante cambia las condiciones o ya no sigue comprando –lo que lamentablemente es muy común– el negocio puede colapsar” afirma Aránguiz.